Domingo 19 de mayo 2024

“Parra tenía obsesión por ella”

Redaccion Avances 06/05/2024 - 15.03.hs

En el Palacio de Justicia de Cipolletti comenzó hoy el juicio oral por el femicidio de Agustina Fernández, asesinada hace dos años en un complejo habitacional donde la estudiante pampeana residía desde hacía apenas tres meses. El único imputado por el crimen es Pablo Parra, un trabajador petrolero de 37 años que podría ser condenado a prisión perpetua en caso de ser hallado culpable.

 

El proceso contará con once jornadas y debería finalizar el 17 de mayo con la lectura de sentencia. El magistrado advirtió que en la sala de audiencias solo debía permanecer un familiar de Agustina y pidió a sus padres que aguardaran afuera, ya que serían los primeros testigos del día.

 

Las instrucciones iniciales y alegatos de apertura, cierre y lectura del veredicto serán televisadas en directo por Youtube, pero no las instancias probatorias del juicio para evitar que los testigos puedan verse influenciados antes de ofrecer su testimonio. Y aunque también será oral y público, no todos los interesados podrán ingresar ya que la sala de audiencias no es muy grande.

 

Alegatos de apertura.

 

Al comenzar el juicio, el juez Guillermo Baquero Lazcano tomó juramento y formuló las recomendaciones de rigor al jurado, advirtiendo que “deben despojarse de prejuicios, lástima o compasión por cualquiera de las partes y evitar contaminarse con redes o informaciones periodísticas”.

 

La acusación será encabezada por el fiscal Martín Pezzetta, quien resumió la acusación en cuatro palabras: “obsesión, rechazo, ataque a traición y ocultarse”. Explicó que hubo “una relación entre  Pablo Parra y Agustina”, quienes tenían “formas muy distintas de relacionarse” y aseguró que la santarroseña “vino a estudiar a Cipolletti pero nunca se desarraigó”.

 

Anticipó que buscará “probar que la víctima tuvo con Parra una relación caracterizada por la asimetría, la edad y a qué se dedicaban, pero sobre todo por la diferencia en sus planes de vida”. Mientras Agustina “quería recibirse sin relaciones de exclusividad ni ataduras porque sus afectos profundos estaban en La Pampa”, el presunto femicida “tenía otro plan, le pintó el amor, se quería casar y le regaló un anillo de compromiso”.

 

Parra tenía “la obsesión de que Agustina compartiera su plan de vida, pero ella eligió no compartirlo y eso le provocó la muerte”. El fiscal señaló dos momentos decisivos: “la relación previa y lo sucedido entre el viernes 1º de julio de 2022 y el sábado 2, cuando la mató”. En esas dos jornadas “hubo una conclusión, porque ella eligió ser libre y tuvo una relación con Natanael Carrasco”, que fue interpretada como “un rechazo” por Parra y motivó su decisión de perpetrar “un ataque que representa esa situación de desigualdad,  vulnerabilidad y asimetría”. Finalmente, el imputado “quiso ocultarse detrás de una hipótesis de robo que él mismo instaló para esconder su obsesión, el rechazo y su ataque”, concluyó.

 

Presentación de querella.

 

Roa Moreno coincidió con el fiscal y contó que Parra “se ofreció a esperarla en la terminal, comenzó a cortejarla y aprovechó sus mayores ingresos para interesarse por las cosas que le gustaban y ejercer control sobre ella”. Anunció que exhibirán “todo lo que ella contaba en un grupo de whatsapp que compartía con sus amigas, fragmentos que nos permitirán saber cómo fue esa relación” y añadió que Parra tenía “otra contextura física, otro pasar económico y fue desarrollando su plan mediante regalos, vinos y hasta un anillo, pero Agustina no quería esa relación y así lo manifestó a sus amigas”.

 

En ese contexto, “conoció a otro chico, con quien chateó durante un mes hasta que lo invitó a su departamento, donde pasaron una tarde apasionada”. En el piso de abajo “vivía Pablo Parra, por lo cual estamos convencidos que este encuentro fue el detonante”, afirmó.

 

“Las manos de Agustina”.

 

“¿Parra es un asesino?” Con esa pregunta dirigida al jurado, el defensor inició su apertura. Adelantó que “la respuesta está en las manos de Agustina” y sostuvo que el acusado “no es un asesino”, aunque reconoció que “esta respuesta es la más incómoda”

 

Fortaleció su teoría mediante una comparación con otro caso resonante. “Como otras mujeres atacadas, Agustina se defendió y sus manos lastimadas dejaron una evidencia de quién fue, cómo fue y quién no fue” dijo. Y recordó: “también Angeles Rawson se defendió y sus manos dieron una respuesta que permitió desincriminar a su padastro e incriminar a Jorge Mangeri, el portero que la atacó, dejando ADN debajo de sus uñas”.

 

El día que atacaron a Agustina “se recolectó una muestra de ADN debajo de sus uñas”, recordó. Al mismo tiempo, “Parra se sometió voluntariamente a una extracción de ADN, y tras hacer la comparación con su perfil una genetista determinó que el material extraído de las uñas de Agustina no era de Parra”.

 

El acusado “tampoco tenía lesiones en la cara, el cuello ni en las manos” por lo cual “la verdad está en las manos de Agustina, que lastimaron, fueron lastimadas y cuentan una historia: quién la atacó no fue Parra pero si hubieran agotado la investigación sabríamos quién fue”, aclaró.

 

“La defensa es la función menos simpática y seguramente existe la tentación de abrigarse al calor de una injusticia confortable. Si la mayoría piensa que Parra es culpable, condenarlo sería una lógica tentación, pero en Cipolletti hay un culpable que camina libre y un inocente está siendo juzgado. El ADN no miente y Parra es inocente”, concluyó.

 

Los padres y una tía.

 

La ronda de testigos comenzó con Silvana Capello, mamá de Agustina. “Nunca tuve dudas que había sido él”, aseguró. También contó que su hija soñaba con ser médica y aunque habían averiguado en La Plata y la CABA, finalmente se decidieron por Cipolletti, donde eligieron el complejo habitacional porque lo creyeron “seguro”. Y porque a Agustina “le encantó”.

 

En las semanas siguientes, Agustina conoció a una mujer que vivía en el departamento contiguo y “a Pablo Parra abajo”. Luego volvió a Santa Rosa y a principios de abril, cuando sacó su pasaje para iniciar la cursada “Parra la contactó para buscarla a la terminal”. Para la madre fue una señal de alarma: “le dije que se tomara un taxi y le diera las gracias”, contó. Según Silvana, Agustina mencionaba a Parra como “el vecino” y en el grupo de Whatsapp con sus amigas lo llamaba igual.

 

Luego declaró su padre, Mariano Fernández. “Agustina era hermosa, es hermosa”, dijo, y reiteró que hubo claros intentos de Parra por acercarse a ella. Luego del ataque “apareció una mañana con sus padres, queriendo hablar”, pero no le prestaron atención porque “no nos cerraba nada de lo que contaba”, aclaró.

 

El defensor de Parra no le formuló preguntas a ningunos de los dos.

 

Antes del primer receso declaró Anahí Fernández, tía de Agustina: “le costó mudarse a Cipolletti, pero estaba feliz, le gustaba su departamento y conocía gente”, recordó.

 

Amistades.

 

Luego de un receso declararon una amiga de Agustina y un joven que sostuvo una relación con ella.

 

Luciana Alfonsín, declaró que eran amigas desde primer año del secundario y se comunicaban “todos los días”. Agregó que Agustina “contó que fueron a tomar mates” y ella interpretó que tuvieron relaciones sexuales: “lo di por hecho”, confesó. Sin embargo, aclaró que fue “solo una vez”; calificó al acusado como “bastante intenso, pesado, cargoso, que estaba encima, escribiéndole”, y reveló que cuando se distanciaron “él flasheaba amor y le regalaba cosas”.

 

Luego fue el turno de Tomás Kiessling, quien declaró vía Zoom porque se encuentra en España y contó que salió un par de veces con Agustina aunque no llegaron a tener una relación profunda, y aclaró que ella nunca nombró a Pablo.

 

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